Sonja Ortiz: “María Reiche es una inspiración para muchas mujeres”

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Sonja Ortiz es una artista alemana que produce, dirige y actúa en obras interdisciplinarias de cine y teatro. Estudió en España en la escuela de teatro La Casona. Posteriormente, tuvo formación como directora de cine, a lo que se dedica desde hace 15 años. Publicó los films “Tell Me”, “Supay”, “El alma ausente”, entre otros. También, las obras teatrales “MACHA!” y “La Dama de Nazca”.

“La Dama de Nazca” es una obra teatral unipersonal de Sonja Ortiz, que recibió varios premios y actualmente se encuentra de gira por algunas regiones del Perú. La obra recorre la figura de María Reiche Neumann, célebre arqueóloga y matemática alemana nacionalizada peruana, quien fue la mayor estudiosa de las líneas, mitología y cosmovisión de la cultura Nazca. Con la oportunidad de su presentación en Arequipa aprovechamos la ocasión para hablar con Ortiz.

Coméntenos ¿Qué la motivó a realizar esta obra?

Yo tengo un amor por el Perú ya hace mucho. Realizó también proyectos artísticos hace ya algunos años, tanto allá, en Berlín, como aquí, estuve buscando temáticas que conecten ambos países. Entonces María Reiche, que es una mujer alemana que se nacionaliza peruana, establece un diálogo entre esas dos culturas. Su carácter, su forma de ser, lleva mucho de Alemania en sí, pero también toda su vida ha tenido un gran amor por el Perú. Entonces fue una gran inspiración para mí.

¿Cómo fue su proceso para personificar a María Reiche?

Cada proyecto es un reto, porque si uno decide producir y se decide por una temática es como casarse. Hay que apostar mucho: tiempo, dinero, ganas, mucho amor… a un proyecto artístico. Entonces, nunca es una decisión fácil, porque es un compromiso por bastante tiempo y claro encarnar a María Reiche es un reto, porque ella es un icono. Es una leyenda en el Perú, y a una leyenda no se le puede abordar tan fácil. Hay que ir con mucho cuidado para llegar a algo que es justo ¿no?

¿Qué fuentes documentales utilizó para realizar “La dama de Nazca”?

Yo tengo básicamente dos líneas de investigación, desde trabajos más de mesa, de libros, revisar documentos, entrevistas; pero complementando eso mucho con los viajes con conversaciones con personas que han conocido a María Reiche. Algunos más, algunos menos, otros han sido amigos de toda la vida, y así ir formando una imagen de esa persona. Ese ha sido el camino de construcción de la obra. Y más allá de eso hemos trabajado la danza, con Luz Zenaida Hualpa García, que es mi coreógrafa, y en la música con Emilio Urbay, que es investigador musical y tiene esas réplicas originales de instrumentos Nazca. Pero claro. ¿La cultura Nazca cómo la represento yo en escena? ¿no? Es una cultura que en este momento ya está separada del mundo actual. Sin embargo, en escena tengo un diálogo con esa cultura como lo tuvo María Reiche y los instrumentos que están aquí conmigo en escena aportan mucho y la danza también.

María Reiche pasó a ser—como menciona— “La loca de la escoba” a la “La dama de Nazca”, un cambió interesante, por el juicio que se le tenía tan solo por el hecho de ser mujer en la época ¿no? ¿Para usted, como mujer, que representó interpretar a María Reiche?

Agradezco esa pregunta, es muy buena pregunta. Bueno si, ahora hay muchos movimientos feministas, estamos luchando de forma política para tener nuestro lugar en las ciencias, en la pantalla, que es una lucha constante, y creo que María Reiche nos enseña que para lograr hacer tus propias cosas te tiene que dar igual y tienes que hacerlas. A ella no le importaba que le dijeran “La loca de la escoba”, a ella le interesaba la matemática, le interesaba las líneas y le interesaba solo saber. El único sentimiento de querer saber. Entonces para mí, María es una inspiración para muchas mujeres, el de seguir su camino, hacer sus propias cosas, creer y no depender de los demás. Cada vez que aquí se apagan las luces, le doy un agradecimiento a María, porque ella de hecho me ha llevado a hacer esta obra, que la dirijo con un maravilloso equipo y nos está yendo muy bien.

¿Cómo fue recibida la obra a nivel nacional e internacional?

Muy bien, hemos tenido muy buena respuesta del público, mucho interés, en una versión anterior de la obra se presentó en 2019, en lugares pequeños del Perú, la intención era llevar el teatro a donde no llega. Hemos estado en Pucallpa, Puzuzo, Chincha, Nazca y es interesante establecer un diálogo a través del teatro moderno. He hablado con muchos jóvenes que por primera vez en su vida han visto una obra teatral y nos adentramos en un diálogo intercultural a través de la obra. En Alemania nos hemos presentado en la ciudad natal de Reiche, en Dresde, que ha sido una maravilla, porque estuvimos en Nazca donde estuvo toda su vida y donde nació. En Alemania, María no es tan conocida lamentablemente, entonces a la gente le llamó mucho la atención, también no se sabe mucho sobre las líneas de nazca ni que tan profunda es la cultura nazca en la música.

Entre otros temas ¿Por qué decidió meter algunos elementos dancísticos, como de la marinera o de pronto una imitación de una danza nazca o mochica que se encuentran en los ceramios antiguos?

Si esos son los elementos, osea nosotros somos humanos y lo primero que hacemos es movernos. Entonces, para mí y el trabajo que hacemos con mi coreógrafa el movimiento es importante. Claro, la marinera es una danza peruana. Tiene una procedencia, una forma, pero lo que nosotros hacemos es dialogar a través de ella y buscar que movimientos humanos tenemos en común. Es una forma de hablar de lo que no se puede poner en palabras y regalar al público imágenes que pueden interpretar de manera propia.

María Reiche decía que le hubiera gustado ser una princesa nazca, que en una de sus anteriores vidas lo había sido ¿A usted le gustaría ser una princesa Nazca?

Yo no sé (ríe). Ella en toda su seriedad era una persona muy chistosa, si una escucha sus entrevistas, piensa en cuál habrá sido la intención de esta cita ¿no? Yo creo, tal vez era ser una princesa nazca para saber la verdad de las líneas. A mí me gusta dialogar entre culturas, así que sería genial poder regresar, aunque sea un día al tiempo de los nazca y hacer las miles de preguntas que me hago cada día, los días que escribí la obra, los días que ensayo, esa profundidad que tienen las líneas… claro, seria genial ¿no?

La obra tiene algunos elementos rituales de nazca y también algunos poéticos ¿Podría comentarnos más al respecto?

El teatro en sí nace del ritual. Entonces, yo en mi formación, el primer ejercicio actoral que hicimos en mi escuela de teatro — en la casona de Barcelona— fue un ritual. Es muy claro que de ahí nace y es algo muy antiguo. Entonces, esos rituales que se conectan con la danza, son el reflejo de todas las cosas que no se pueden poner en palabras, y lo bonito de eso es que cada espectador puede encontrar una interpretación propia.

¿Tiene algún proyecto teatral o alguno otro en curso?

Si, siempre tengo varias cosas en preproducción, en posproducción, en producción (ríe.) Pero ahora regresaré a Alemania y voy a realizar un proyecto que es interdisciplinario, un cortometraje cinematográfico, pero trabajando con bailarinas y es una interpretación de un antiguo poema germano.

Por Rivaldo Vásquez.

Fuente: Entre Líneas Cultura.

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