La poeta Louise Glück gana el nobel de Literatura

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El día de hoy se entregó el premio Nobel de literatura número 117. Del total, solo 16 son mujeres y entre el 2011 al 2020 la presencia de mujeres se ha incrementado, con cuatro premios, recuperando algo de terreno tras la sequía de 1971 a 1990, rango de tiempo donde no se premió a ninguna mujer.

La autora, que se dio a conocer fuera de Estados Unidos con libros como El triunfo de Aquiles (1985) o Ararat (1990) y Averno (2006) es, en opinión de la Academia Sueca, “una colección magistral, una interpretación visionaria del mito del descenso de Perséfone al infierno en el cautiverio de Hades, el dios de la muerte”. El jurado resaltó también el valor de la última colección de Louise Glück, Faithful and Virtuous Night (2014).

Glück no escribe solo poesía. Según el secretario permanente de la academia, Ander Olsson, en sus ensayos Glück ha dialogado con otros poetas claves de lengua inglesa como John Keats o T. S. Eliot.

La traducción de la edición en español de su poemario “El iris salvaje” fue publicada en 2006 por Pre-Textos y la traducción fue por el poeta peruano Eduardo Chirinos (1960-2016)

Sobre la poeta

Poeta nacida en  Nueva York en 1943.
Se graduó en 1961 en Hewlett High School de Nueva York, y asistió al Sarah Lawrence College y Columbia University.
Es una de las figuras más relevantes de la poesía contemporánea estadounidense, con títulos como  “Firstborn” 1968, “House on the Marshland” 1975, “Descending Figure” en 1980, “The Triumph of Achilles“1985, “Ararat” 1990, “The Wild Iris” 1992,  “Meadowlands” 1996, “The SevenAges” 2001, y “Averno” en 2006. Además en 1994 reunió sus ensayos sobre poética bajo el título Proofs and Theories.
Ha recibido numerosos premios, entre los que se destacan el Premio Pulitzer 1993 por el “Iris salvaje”, el National Book Critics Circle Award  por “The Triumph of Achilles” y el Academy of American Poet’s Prize por “Firstborn”.

Algunos poemas

La primera nieve
Como una niña, la tierra se va a dormir,
o al menos así dice el cuento.
Pero no estoy cansada, dice,
y la madre responde: Puede que tú no estés cansada pero yo sí.
Lo puedes ver en su rostro, todo el mundo puede.
Así que la nieve debe caer, el sueño debe venir.
Porque la madre está mortalmente harta de su vida
y necesita silencio.

(del libro ‘Una vida de pueblo’)

Amante de las flores
En nuestra familia, todos aman las flores.
Por eso las tumbas nos parecen tan extrañas:
sin flores, sólo herméticas fincas de hierba
con placas de granito en el centro:
las inscripciones suaves, la leve hondura de las letras
llena de mugre algunas veces…
Para limpiarlas, hay que usar el pañuelo.
Pero en mi hermana, la cosa es distinta:
una obsesión. Los domingos se sienta en el porche de mi madre
a leer catálogos. Cada otoño, siembra bulbos junto a los escalones de ladrillo.
Cada primavera, espera las flores.
Nadie discute por los gastos. Se sobreentiende
que es mi madre quien paga; después de todo,
es su jardín y cada flor
es para mi padre. Ambas ven
la casa como su auténtica tumba.
No todo prospera en Long Island.
El verano es, a veces, muy caluroso,
y a veces, un aguacero echa por tierra las flores.
Así murieron las amapolas, en un día tan sólo,
eran tan frágiles…

(del libro ‘Ararat’)

En otra nota compartiremos algunos poemas adicionales de la poeta galardonada para que puedan conocer más de su trabajo.

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