Incertidumbre y certezas

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Protestas en la Plaza España de Arequipa

Por: Sarko Medina Hinojosa
Es un momento clave para el país, pero como nunca es también el peor de nuestra historia. La incertidumbre nos acosa porque, a pesar que vacaron a Martín Vizcarra, el virus Covid19, aún sigue en funciones. Si bien hemos pasado por transiciones accidentadas entre dictaduras y gobiernos democráticos, en esta ocasión lo hacemos en plena pandemia y con una crisis económica que puede agravarse aún más con el problema político al cual nos han orillado nuestros políticos.
Son más de 35 mil muertos registrados por la pandemia del Coronavirus en nuestro país, bastaría como para que pongamos prioridad al bien común, pero parece que ese no es nuestro destino por ahora. Quisiera, entonces, recordar los puntos a los cuales debemos tener una vigilancia extrema en estos días, horas si se quiere, porque al parecer, los nuevos gobernantes tienen ganas de acelerar sus propios procesos personales de ganancia.
El actual Congreso tiene responsabilidades que cumplir ante quienes votaron por ellos, pensando en un cambio de la forma de hacer política. No han cumplido a cabalidad y están pensando en reformular leyes que de por sí han ayudado a limpiar el panorama de la corrupción. Sobre eso hay que tener mucho cuidado.
La Reforma Universitaria y la independencia de la SUNEDU es una prioridad no negociable, la elección de los miembros del Tribunal Constitucional debe trasladarse al nuevo congreso elegido luego de las elecciones del 11 de abril, de no hacerlo corremos el riesgo que sean digitados para cambios de última hora en tema de elecciones, incluso. Cuidemos que no se desfalque la ONP. Los indultos pueden prepararse para los miembros con investigaciones en el Congreso. Otro punto es el del Presupuesto de la República que van a aprobar en estas semanas, en especial en temas como educación, salud, cultura y generación de trabajo, los cuales son necesarios en momentos que enfrentamos todos juntos una crisis por el covid19.
Quiero terminar con este párrafo inicial de la novela Historia de Dos Ciudades de Charles Dickens: “Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero nada teníamos; íbamos directamente al cielo y nos extraviábamos en el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.”. Estamos en esos tiempos, los peores, pero también los mejores para repensar nuestra nación de cara al bicentenario. La tarea es de nosotros.

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